Cada casa esconde su propia historia, y en Casa Dehesa, me encontré con un desafío fascinante: mejorar y optimizar los espacios para hacerlos más funcionales y acogedores, especialmente para una persona con movilidad reducida. 

La cocina fue diseño. Inspirados por la elegancia, feminidad y practicidad de la dueña, elegí tonos neutros para la base, en sintonía con el resto del salón. El toque de glamour vino con accesorios dorados y un el rosa palo del alicatado. El resultado: una cocina que no solo es funcional, sino que también cuenta una historia única.

En el baño, la palabra clave fue accesibilidad. Queríamos que fuera un espacio cómodo, incluso para moverse en silla de ruedas. ¡Qué desafío! Pero lo logramos. Jugué con la luz indirecta, elegí tonos verdes y suaves para el alicatado que nos transmitieran paz, y la calidez de la madera para darle ese toque hogareño.

En cada elección, respetamos no solo los espacios, sino también la vida que se desarrolla dentro de ellos. Casa Dehesa no es solo un proyecto, es la creación de un espacio que respira funcionalidad y belleza.