Cristina es una de esas clientas que hacen que todo sea más sencillo. Con su personalidad alegre y divertida, sorprende al descubrir que su gusto no es convencional en absoluto. Casa Chamberí representó todo un desafío al intentar armonizar los espacios, especialmente al querer integrar la cocina en el salón. Desde el principio, surgieron dudas sobre si mantener los espacios separados o crear una única área. Finalmente, la decisión fue unificarlos para lograr una mayor amplitud y favorecer la ventilación.
La cocina se erigió como la joya de la casa, donde jugué con los tonos grises favoritos de Cristina, añadiendo toques de color con tonalidades de rosa y fucsia para crear un efecto de contraste y sofisticación. El resultado final es, sin duda, excepcional.Otro desafío en este proyecto fue el diseño del baño principal. Con la necesidad de que fuera en suite, contara con un amplio mueble de lavabo para almacenamiento y una bañera, este espacio se convirtió en un verdadero rompecabezas debido a la presencia de ángulos no rectos. Sin embargo, tras darle múltiples vueltas al diseño, logramos transformar esta complicación en un elemento distintivo de la estancia, fusionando funcionalidad y belleza de manera armoniosa.